Buenas.
Quisiera compartir este texto, del Coronel retirado D. Rafael Vidal, sigo sus escritos en
www.belt.es desde hace años, cro que ni le sobra ni le falta, nada de nada:
http://www.belt.es/expertos/home2_experto.asp?id=5736
Rafael Vidal Delgado
Coronel de Artillería en la Reserva
Diplomado de Estado Mayor
Doctor en Historia por la Universidad de Granada
Profesor del Master Ejecutivo en Dirección de Seguridad Global (MEDSEG)
Profesor Principal del Master Ejecutivo en Dirección de Sistemas de Emergencia (MEDSEM)
Asesor de Planificación Estratégica de Belt Ibérica, S.A.
BELT IBÉRICA S.A.
rvidal@belt.es
Carta a Doña Letizia
--------------------------------------------------------------------------------
Señora: perdone que un veterano coronel, curtido tras cuarenta años de servicio a España y los ciudadanos, le escriba esta carta abierta, con el único ánimo que conozca el carácter de los soldados españoles y a partir de ahora se encuentre al margen de cualquier crítica o maledicencia, llevada a cabo por grupos foráneos a la Institución Militar y cuyo único objetivo es desarrollar una campaña sibilina de desprestigio a la Corona.
Señora, los militares, aunque formemos parte de una de las instituciones más valoradas, no nos podemos quitar el “sambenito” de que ponemos por delante el valor y la decisión que cualquier otra aptitud intelectual, pero quiero hacerle una breve exposición del colectivo al que pertenece vuestro augusto esposo, el Príncipe de Asturias.
Hay que desechar el viejo tópico de los ascensos por “años de servicio”. En el año 2011, tanto las clases de tropas, como los suboficiales y oficiales, han superado un ingreso y unos cursos, que probablemente sean más duros, intelectualmente hablando, que sus homónimos civiles. Así mismo y como botón de muestra, le puedo asegurar que no existe una profesión, excepto la de los diplomáticos, cuyos miembros hablen varios idiomas, de tal forma que un alto porcentaje se expresan en español e inglés, francés, italiano o alemán, existiendo números muy significativos que hablan tres o más idiomas. También tomamos como referencia la formación “postgrado”, puedo asegurarle, que aparte de los distintos cursos de perfeccionamiento castrense, hay miles de soldados que tienen una carrera universitaria, master, cursos de expertos, etc.
Pero Señora, los soldados españoles, a pesar de que puedan equipararse, diríamos con holgura, con profesionales de la vida civil, tienen vocación militar (palabra desgraciadamente en desuso en nuestra sociedad) teñida por el materialismo y el relativismo.
Señora, los soldados asumimos en el momento de jurar o prometer nuestra Bandera, unos compromisos y unas virtudes, que superan en muchos caso el propio ideal de la vida, porque en la réplica al juramento, el tomador del mismo, nos advierte: Si así lo hacéis la Patria os lo agradecerá y premiará, y si no, mereceréis su desprecio y su castigo, como indignos hijos de ella. ¿Os imagináis, Señora, que la misma réplica se efectuara en otros juramentos o promesas en cargos de diversa índole? Nosotros lo tenemos muy en cuenta y aunque sabemos que los que rigen a España se olvidan a veces del agradecimiento y reconocimiento, a nosotros no nos importa, porque sabemos que la Patria, a la que amamos y servimos, agradece nuestro esfuerzo, dedicación e incluso nuestra sangre. Nuestros himnos así lo expresan, como el de Infantería, la fiel y noble: la Patria … le devuelve agradecida el beso que recibió, y así sucesivamente podríamos poner estrofas de los demás himnos: Artillería, Armada, Ejército del Aire, etc., incluyendo por supuesto a la Guardia Civil.
Señora, sería largo enumerar las virtudes que pretendemos disponer los que nos sentimos soldados, muchas veces no llegamos a donde quisiéramos, aunque soldados, somos también humanos, pero la lealtad con nuestros subordinados, compañeros y superiores; el afán de servicio a España y los ciudadanos, solicitando las tareas y misiones de mayor riesgo y fatiga; y la fidelidad a unos símbolos que son la esencia de la Patria, son sobre las que voy a escribirle.
La lealtad es como la sangre que corre por nuestras venas, el soldado desleal, merece nuestro desprecio. En unas jornadas que sobre del Desastre de Annual se han celebrado en Málaga, alguno de los asistentes expresó que los “militares querían ir destinados a África para colgarse medallas”, al que un veterano general, también de los asistentes, respondió firmemente, pero ¿cree Señora que los soldados se prestan voluntarios a misiones con mucho peligro para colgarse una medalla o por un plus de peligrosidad? Ni responderle se debe, cuando dejamos atrás unas familias doloridas, pasando sus días, por el pronto regreso de su ser querido. Vuestra Alteza ha tenido que pasar los amargos tragos, cuando el regreso ha sido en un féretro o herido. ¿Ha visto reproches en las familias? Ha visto dolor y si ha oído algo es porque quién debe hacerlo no habla claro de adonde van los soldados y con qué misión.
Nosotros, Señora, creemos y sentimos los símbolos, y aunque no lo crea, Vuestra Alteza se ha convertido en uno de ellos. La Patria, la Bandera y la Corona, son los principales, hay otros más, como la Constitución, el Himno, etc. Para nosotros el Rey es nuestro Jefe Supremo y la Reina es una de las personas que más queremos, podemos decir que nos enamoramos de ella y cuando la hemos visto sufrir, un nudo en la garganta nos ha atenazado.
Una nueva generación está activa dentro de la Corona, siendo sus más genuinos representantes Vuestras Altezas, los Príncipes de Asturias.
Señora, sois bella y joven, dejad que nos enamoremos de Vuestra persona, para ello, acudid a las ceremonias militares, con la misma uniformidad como visten las tropas. Si es un día de alegría, de Jura de Bandera, de entrega de despachos, etc., hacedlo también de gala y permítanos que disfrutemos de Vuestra presencia. Si es por otro motivo, vestíos y comportaos siempre, como esperan las tropas, que exista un lazo de unión entre Vuestra Alteza y los que estén en formación o fuera de ella.
El militar se contenta con poco y le aseguro, que dándole poco pero de corazón, devuelve mucho más de los que recibe. Vuestros augustos padres políticos, así lo han asumido y por ello se les ama y se les respeta.
Dejad que os queramos, Señora.
Fuente: Belt Ibérica
Fecha: 09/08/11