Cecilio Andrade escribió:
Líderes ¿Todavía existen?
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LA NECESIDAD DEL LIDER EN EL MUNDO ACTUAL.
Todos aquellos que tienen la responsabilidad de dirigir saben muy bien que el Hombre es el factor determinante para el cumplimiento de los objetivos.
Además, los militares sabemos que el valor de los principios del arte de la guerra y procedimientos utilizados en el combate reside en el hombre. La preocupación por dotarle de una esmerada educación moral, de una excelente preparación física y de una sólida instrucción profesional no termina nunca.
Desde la antigüedad, todo jefe militar ha sido consciente de la existencia de una fuerza capaz de empujar al combatiente a conseguir los objetivos marcados, vencer el natural instinto de conservación y arriesgar aquello que tiene más valor para él, como es su propia vida.
Por otra parte, el combate moderno exige una mayor dispersión en el campo de batalla. Así, el soldado, lejos de integrar las apretadas formaciones de antaño bajo la continua y atenta mirada de su jefe, se encuentra en muchas ocasiones formando pequeños núcleos de combatientes, con responsabilidades e iniciativa. Por encima del temor y del castigo es necesaria más que nunca esa fuerza capaz de cohesionar voluntades, sentido de la misión y confianza mutua.
Esa fuerza es aquella que genera un líder y que no puede ser proporcionada por un jefe simplemente por el ejercicio de su autoridad.
Así, podemos descubrir a un líder en aquellas situaciones en las que, al dar una orden, ésta es cumplida con íntimo convencimiento, o cuando despierta entusiasmo y es modelo imitado por sus hombres.
Todos sabemos que no valen recetas para ser líder. Los hombres y las circunstancias cambian y esto influye decisivamente en el ejercicio del mando, siendo también factores de influencia notable las propias características y personalidad del jefe.
Por otra parte, el ejercicio del mando ha de adaptarse a las circunstancias actuales de la sociedad y cultura en que vivimos, sus características, peculiaridades y valores.
Siendo conscientes de estas variables que afectan al mando, existen también una serie de constantes que perduran a través del tiempo y que es preciso considerar: el afán de superación, la necesidad de compromiso y dignidad, la necesidad de autoridad y de unidad de doctrina, la disciplina, la jerarquía o la necesaria unidad, entre otras.
En la sociedad actual existen aspectos hacia los que todo líder debe mostrar una especial sensibilidad:
— La necesidad de autoridad y eficacia, pero la negación del abuso de autoridad y la arbitrariedad.
— La necesidad del desarrollo personal de los subordinados, que demanda más responsabilidad y autonomía.
— La necesidad de una formación que incluya, en la instrucción, principios pedagógicos, actividad y participación.
— La necesidad de atención personal en contraste con la masificación, el derecho a la dignidad y a la consideración.
DEFINICIÓN DEL LÍDER.
Existen numerosas definiciones de líder, casi tantas como investigadores han estudiado sobre el tema, pero con carácter general se puede decir que se considera líder a la persona que es capaz de influir en un grupo con el fin de alcanzar unos objetivos sin que sus miembros se sientan coaccionados.
Cuando esta persona ejerce la responsabilidad del mando designado por la Organización estaríamos ante un líder formal, y cuando este liderazgo es elegido por los propios miembros del grupo o surge de forma espontánea, en este caso el líder es informal.
De todas formas, para llegar a una definición completa de liderazgo es inevitable hacer referencia al hecho de que todo líder lo es porque existe un contingente de personas más o menos numeroso que se sitúan detrás de él y avanzan a su ritmo: los seguidores. La naturaleza del liderazgo es, pues, indiscutiblemente, social. Su influencia predominante se ejerce sobre las personas, y se mantiene como líder gracias también a la aceptación que le brindan esas mismas personas.
En este sentido podemos aludir a una serie de creencias que los seguidores tienen sobre su líder que son reforzadas por la propia actuación de aquél:
— Es alguien competente en el más amplio sentido de la palabra. Sabe cuál es la mejor manera de hacer las cosas. Este “saber hacer” le viene de los amplios conocimientos que tiene sobre su profesión y de su habilidad para distribuir convenientemente las tareas a ejecutar entre sus hombres, de forma que cada uno realice aquellas para las que está más capacitado.
— Se preocupa por sus hombres: No sólo le preocupa el cumplimiento de la misión, sino también la situación en que se encuentran sus subordinados.
— Las cosas no se hacen simplemente por hacer: El líder es capaz de transmitir a sus hombres la firme convicción de que las acciones que se realizan tienen siempre una utilidad, aunque a veces no lo parezca.
— Él mismo se involucra en la misión: Después de dar las directrices de actuación a sus hombres no les “abandona” a su suerte. Para él no existe el “búscate la vida”. Apoya a sus hombres en todo momento, estando pendiente de las dificultades que puedan surgir para intentar superarlas. También les apoya moralmente, dándoles ánimos para continuar cuando lo necesitan. Es ese hombre que sabe estar siempre en el momento y en el lugar oportunos. Su propio esfuerzo y su total entrega es el mejor modelo a seguir por los que lidera.
Por otro lado, siempre que se habla del líder, en un sentido general, pudiera parecer que se hace referencia a hombres “importantes”, muy ilustres, que ocupan altos cargos, y que mueven a un gran número de personas; pues bien, nada más lejos de la realidad, hoy quizás más que nunca, las Organizaciones necesitan líderes a todos los niveles, y las Fuerzas Armadas con mayor motivo si cabe.
Ser líder no es algo sencillo, y sobre todo no es algo abstracto: Por el contrario, el líder seguirá siendo valorado como tal en tanto en cuanto se vayan alcanzando resultados atribuibles a las directrices marcadas por él y considerados como positivos por los seguidores. Un fracaso puede provocar un daño tal que haga “olvidar” el beneficio de muchos éxitos anteriores, y esto es algo que el líder debe tener muy presente para luchar contra dos tipos de grandes perjuicios que puede provocar:
— Sobre los seguidores: Cuando éstos han perdido la fe y la confianza en el líder, éste debe afrontar la cuestión más difícil de su liderazgo: “liderar en la adversidad”, recuperar la confianza perdida.
— Sobre el propio líder: Debe evitar el desaliento ante la adversidad cuando, a pesar de todos sus esfuerzos, no ha conseguido llegar con éxito a la meta.
El moderno concepto de liderazgo se debe basar en: “hacer las cosas bien, mejorándolas continuamente, buscando no cometer errores, pero siendo al mismo tiempo capaces de asumirlos en caso de producirse y evitarlos en el futuro aprendiendo de la experiencia”.
En definitiva, el liderazgo no es algo fácil de conseguir, ni de construir, ni de mantener, pero no nos debemos dejar amilanar por ello, tampoco es imposible, y desde luego, si se intenta alcanzar con todas las fuerzas, cada día se estará un poco más cerca de conseguirlo.