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NotaPublicado: 06 Jun 2019 10:15 
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15 fotos del desembarco de Noermandía.
https://elpais.com/elpais/2019/05/20/al ... 76724.html

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NotaPublicado: 06 Jun 2019 16:43 
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Un conocido videojuego te permite desembarcar en una playa de Normandía, escuchar tiros, bombas, las órdenes de tu sargento y tus propios lamentos cuando te hieren. Pero sigues adelante. Te hieren más y más, pero el juego continúa. Si te matan, vuelves al mismo punto y arrancas de nuevo. Hasta te condecoran cuando cumples tu misión.

Califican la experiencia en combate de "muy realista". Pero una bala de una MG42 como las que usaron los alemanes en Omaha no te permite seguir corriendo. Simplemente te siega la pierna, te arranca un brazo o te parte en dos. Un cañonazo de una pieza de 88 milímetros mata todo lo que encuentre a 30 metros a la redonda y mutila mucho más lejos.

Una granada de mano introduce en tu cuerpo trozos de metal incandescente del tamaño de nueces que atraviesan todos los tejidos humanos como un cuchillo entra en la mantequilla. Una mina antipersona alemana, más conocida como 'bouncing Betty', salta un metro y estalla a la altura de tus caderas, dejándote sin piernas de por vida. Clic. Pum. El sonido de todas esas armas a la vez es tan aterrador que el dicho "me cagué de miedo" se vuelve real y tangible. Decenas de miles de jóvenes se enfrentaron a ello. Normandía está llena de cementerios que atestiguan que la guerra no es ningún videojuego.

El más impresionante de ellos está sobre la playa de Omaha, el lugar que más contribuyó a llenarlo. Lo retrató Spielberg en 'Salvar al soldado Ryan'. Sobre la alfombra verde se alzan miles de cruces y estrellas de David de mármol blanco con el nombre, el rango y el lugar en el que murió el militar. La muerte los ha igualado a todos. El soldado raso ocupa el mismo sitio que un general. Lo mismo sucede en el cementerio alemán de La Cambe o en el polaco de Urville-Langannerie. Toda Normandía es una inmensa necrópolis de guerra. Algunas tumbas mantienen flores frescas. Familiares y compañeros de armas lloran ante las tumbas y recuerdan sus historias. Eso, en cuando a los muertos.

Los que quedan vivos no lo estarán por mucho tiempo. Es una cuestión biológica. Quizá sea la última oportunidad de escucharles. Quedan pocos y serán muchos menos los que lleguen al próximo aniversario redondo del Día D. Ahora tienen 95 años, pero muy pocos llegarán a los 100. Asegura el historiador Antony Beevor que sus testimonios ya no sirven, que se han contaminado tras décadas de mezclar sus recuerdos con películas, libros y experiencias de otros. Pero se pierde algo más: la presencia de una generación que honró la palabra sacrificio.

En Varaville se han vuelto a ver tres amigos que no se veían desde el final de la guerra: Phil Ward, Tom Hughes y Fred Glover, del noveno batallón paracaidista. Han puesto flores a las tumbas de sus caídos. La experiencia en Normandía marcó su vida para siempre y a veces también la muerte. Gordon Newton, de esa misma unidad, murió hace unos días con 96 años. En este día D ha sido enterrado en el lugar en el que él deseó. Junto a sus compañeros muertos hace 75 años. Los lazos de unión entre ellos son inquebrantables.


No sólo debemos preservar su memoria. En la actualidad, cientos de museos y asociaciones luchan por sacar del óxido y del abandono el material bélico de la batalla de Normandía. Hasta 400 jeeps coinciden estos días en las playas del Día D, recuperados y rehabilitados con mimo. Lo mismo sucede con los rugientes 66 Dakota DC3, que han llegado volando de todo el planeta para volver a hacer lo que hicieron hace 75 años: sobrevolar Normandía para soltar a cientos de paracaidistas profesionales a los que ahora sólo dispararán fotos. Dos veteranos del Día D lo hicieron junto a ellos: Harry Read, de 95 años, y John Hutton, vestidos con el mismo uniforme de entonces. Harry ya es bisabuelo.

Asociaciones de todo el mundo se esfuerzan para mantener un legado que no es eterno. Sobre los vuelos de Duxford se escucha el motor Rolls Royce de un Spitfire, uno de los cazas más precisos y veloces de la Segunda Guerra Mundial. En sus talleres poseen varios modelos es perfecto estado de vuelo, incluso una versión biplaza para aquel que quiera vivir la aventura de sobrevolar el canal de la Mancha sobre esta magnífica montura (y pueda pagarla).

Hay heridas que no cicatrizan en 75 años. Emilie Corteil, paracaidista británico de 19 años nacido en Watford, murió sobre Normandía durante la noche previa a la invasión. No viajaba solo. Junto a él descendió su perro Glen, al que había conocido de cachorro durante su instrucción. Juntos se formaron, él como soldado, Glen como buscador de minas terrestres, durante dos años. Como sucede con los perros guía, pasaban las 24 horas juntos.

El 5 de junio saltaron unidos, llegaron a territorio enemigo unidos, murieron unidos por un desafortunado fuego amigo cerca del puente Pegasus, en los alrededores de Caen. Cuando los encontraron, la mano del soldado aún agarraba la correa de Glen. Emilie descansa en el cementerio de la Commonwealth en Ranville, en una tumba que contiene una inscripción de su madre, pero nadie sabe dónde enterraron a su perro: "Si hubieras conocido a nuestro chico, también lo habrías amado. Glen, su perro paracaidista, murió junto a él". Su familia quiere saber dónde se enterró al perro para que descanse junto a su amo.


Durante esta serie, hemos seguido los pasos de algunos protagonistas de la batalla por Normandía. Volvemos al reportero Capa y a su amigo Hemingway, que se ha procurado un pequeño ejército personal y pretende tomar alguna ciudad con ellos. Finalmente no tendrán que hacerlo porque ese enclave es Mont Saint Michel y los alemanes se han ido. Aunque está minado, deciden entrar en la fortaleza en solitario y cenar como obispos en uno de sus restaurantes, que aún conserva vino no saqueado por los nazis. Hoy apenas podrían moverse entre los turistas.
http://lab.elmundo.es/desembarco-de-nor ... egado.html

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NotaPublicado: 15 Ago 2019 14:15 
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Me ha gustado mucho el museo de la SGM en Gdańsk (466.631 hab.), moderno , grande y con mucho material de muchos frentes y de Polonia.
Los cartelitos explicativos en polaco e inglés y no hay cascos en castellano.
Recomendable para los que somos "frikis" de la SGM (dice Sardá que a partir de los 45 no hay español que no le guste este tema :-D ) la visita al museo de la oficina de correos polaca que fue atacada el 1 de septiembre de 1939 así como la visita a donde empezó la Segunda Guerra Mundial en la guarnición de Wastterplatte, cerca de la desembocadura del río Motlava en Gdánks (se puede ir desde la ciudad en un barco en un viaje de 20 minutos)
Recomiendo la visita a Gdańsk , muchísimos museos, centro muy bonito pero con muchísimos turistas sobre todos alemanes, ingleses y escandinavos .
Para los parámetros españoles la comida es barata en pleno centro, pero los que somos veteranos en visita a estas tierras, pegan el palo turístico :-( , a dos calles de la calle principal ya hay restaurantes no tan "caros" lo malo el idioma, son restaurantes de comida típica polaca y se manejan en inglés medio regular.

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NotaPublicado: 22 Ago 2019 12:06 
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La Asociación Histórico-Cultural Poland First to Fight en la capital de Polonia
Españoles rinden homenaje en Varsovia a los héroes del Levantamiento de 1944


Ayer se celebró el 75º aniversario del inicio del Levantamiento de Varsovia, la mayor sublevación de la Segunda Guerra Mundial. Un grupo de españoles ha viajado a Polonia para conmemorarlo.

Varsovia 1944: cuando Polonia se alzó contra el Tercer Reich… y Stalin se cruzó de brazos
Polonia premia a los miembros del grupo español de recreación ‘Poland First to Fight’

Ese grupo de españoles pertenece a la Asociación Histórico-Cultural Poland First to Fight (PFTF), que recibe su nombre de un famoso cartel que reivindicaba el papel de Polonia como la primera en combatir contra la Alemania nazi. La asociación empezó su andadura en 2008 en La Coruña, formalizando su inscripción dos años después. La asociación se dedica principalmente a recrear la lucha de Polonia por su libertad en la Segunda Guerra Mundial. En junio de 2011, once miembros de esta asociación recibieron la Medalla Pro-Memoria, otorgada por la Oficina de Excombatientes y Personas Represaliadas del Gobierno Polaco a aquellas personas que han realizado actos destacables para la preservación de la memoria de los veteranos polacos. En noviembre de 2017, 21 miembros de Poland First to Fight recibieron Diplomas de Honor por la Promoción de Polonia en el Mundo, una distinción que concede el Ministro de Asuntos Exteriores de Polonia “por contribuciones sobresalientes a la promoción de Polonia en todo el mundo”.

Podéis ver a continuación algunas fotos de las actividades en las que han participado los miembros de Poland First to Fight con motivo del 75º aniversario del Levantamiento en la capital polaca:

El grupo de recreadores españoles de PFTF (derecha) junto a recreadores polacos en la Catedral Castrense de Varsovia, este miércoles 31 de julio por la mañana. Allí han asistido a la Misa funeral por el Capitán Ryszard Białous “Jerzy”, un veterano de la campaña de septiembre de 1939 y miembro del Armia Krajowa, la mayor organización de la resistencia polaca.

Los recreadores españoles este miércoles en el Cementerio Militar de Powązki, en Varsovia, junto a una veterana del Levantamiento: Maria Irena Biedermann, “Myszka”. Maria era sanitaria del Batallón “Mączyński” de las Narodowe Siły Zbrojne (NSZ, Fuerzas Armadas Nacionales), una de las organizaciones de la resistencia polaca leales al Gobierno de Polonia en el exilio: “fue enfermera en el Hospital de Campaña de Wola, y nos contó, entre otras cosas, lo ocurrido cuando los ucranianos de la Brigada Kaminski tomarón el hospital”, comentan desde PFTF. También conocida como SS Sturmbrigade RONA, los miembros de esta unidad de las fuerzas armadas alemanas se vieron implicados en numerosas atrocidades durante el Levantamiento de Varsovia.

Los españoles de PFTF (a la derecha) y recreadores polacos junto al monumento del Levantamiento de Varsovia, en la Plaza Krasinski, este miércoles por la tarde. Allí asistieron a una Misa de campaña.

A este acto asistió el presidente de la República de Polonia, Andrzej Duda (en el centro de la foto). Tras la Misa, se celebró en esa plaza un Apel Poległych (Llamamiento a los Caídos), un ceremonial del que ya os hablé aquí.

Los españoles de PFTF (izquierda) junto a recreadores polacos en el Parque de General Gustaw Orlicz-Dreszer, ayer jueves, donde han rendido homenaje a los insurgentes polacos que combatieron en el distrito de Mokotów durante el Levantamiento de Varsovia.

Los miembros de Poland First to Fight junto al Monumento al Armia Krajowa, situado en el cruce de las calles Wiejska y Matejki, muy cerca de la Cancillería.

Este grupo de españoles volvió ayer al Cementerio Militar de Powązki, donde celebraron la hora W, a las 17:00 horas. Fue en ese momento cuando dio comienzo el Levantamiento el 1 de agosto de 1944. En esta foro vemos a la izquierda al presidente de Poland First to Fight, Alberto Gómez Trujillo, portando el estandarte de la asociación española, que lleva en el centro el lema del Ejército Polaco: “Bóg, Honor, Ojczyzna” (Dios, Honor, Patria).

Miembros de PFTF junto a la tumba del Comandante Stanisław Broniewski “Orsza” en el Cementerio Militar de Powązki. Broniewski fue uno de los organizadores de los Szare Szeregi (Rangos Grises) del Armia Krajowa, de los que os hablé ayer aquí. Esta parte del cementerio está dedicada a los miembros del Batallón “Zośka” del AK.

Los recreadores españoles junto a la tumba de Alexander Kamiński “Hubert” en el Cementerio Militar de Powązki. Kamiński editó el “Biuletynu Informacyjnego” (Boletín de Información) durante el Levantamiento de Varsovia. En 1991 el Instituto Yad Vashem de Israel le otorgó el título de “Justo entre las Naciones” por la ayuda que prestó a la resistencia judía durante la ocupación alemana de Polonia. Junto a él está enterrada su esposa, Janina Kamińska, instructora del movimiento scout polaco y arqueóloga.

+ ACTUALIZADO 7.8.2019: Podéis ver aquí un vídeo de los miembros de PFTF en el Cementerio Militar de Powązki en el momento en que suenan las sirenas a la hora W el 1 de agosto en Varsovia:

http://www.outono.net/elentir/2019/08/0 ... o-de-1944/

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NotaPublicado: 31 Ago 2019 09:59 
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Decía Woody Allen que cada vez que escuchaba a Wagner le entraban ganas de invadir Polonia, pero a Adolf Hitler, fanático de walkirias, parsifales y nibelungos, las ganas se le fueron quitando con el pasar de los días de aquel agosto del 39. Tras años de mentiras, discurso del odio y verborrea incendiaria, el Führer se vio de repente ante el abismo de llevar a su país a otro conflicto planetario de final incierto a pesar de que había hecho todo lo posible por provocarlo.

No esperaba que su futura agresión a Polonia hiciera que Francia y Gran Bretaña le plantearan un ultimátum de guerra. Cuando se reunió por última vez con el embajador británico en Berlín tres días antes, éste le expuso la evidencia: tras años de violar acuerdos como el pacto de Múnich, insultar a los líderes extranjeros e incurrir en provocaciones como la anexión de Austria o los Sudetes, la paz y la diplomacia se habían quedado sin espacio. Durante varias noches Hitler frenó la invasión en el último momento esperando que alguien hiciera algo que le impidiera cumplir con sus planes. Como si un pirómano esperara a que los bomberos intervinieran para no dejarle quemar el bosque. Pero ya no había bomberos a los que llamar.

Cuando se dio cuenta de que él mismo se había metido en un callejón sin salida, el 31 de agosto, hace hoy 80 años, dio la orden de activar el llamado Caso Blanco (Fall Weiss) y se tomó unas pastillas para dormir.

El primer muerto de la Segunda Guerra Mundial no fue un archiduque sino un granjero. Se llamaba Franz Honiok y pertenecía a una comunidad polaca en la Silesia alemana. Lo detuvieron agentes de la Gestapo la noche anterior, lo drogaron y le pegaron un tiro en el suelo de la emisora de Gliwice, en la cara alemana de la frontera entre los dos países. Siete miembros de las SS, disfrazados como milicianos polacos, tomaron los edificios, desparramaron más muertos sacados del campo de concentración de Dachau e interrumpieron unas polonesas de Chopin para emitir el siguiente mensaje: "¡Atención! Aquí, Gliwice. La emisora está en manos polacas".


La propaganda nazi usó ese falso asalto polaco a la emisora alemana para preparar a la opinión pública. Reinhard Heydrich, el hombre del corazón de hielo, le había dado a Hitler la excusa que había pedido, una operación de falsa bandera similar al "Yo pondré la guerra" de William Randolph Hearts para atacar Cuba. Nadie brindó aquella noche en Alemania. Varios generales de Hitler advirtieron al líder nazi que el país no estaba preparado para la guerra. No los escuchó.
Botas claveteadas y bombardeos en picado

La historia de los conflictos humanos cambió para siempre ese 1 de septiembre de 1939. Atrás quedaban el humillante tratado de Versalles, la crisis del 29 cebándose con Europa, el antisemitismo, el nacionalismo y el fascismo extendiéndose como un virus. Los noticiarios de todo el mundo mostraron dos imágenes pavorosas: una, la de grandes columnas alemanas avanzando hacia Varsovia marcando el paso con sus botas claveteadas (clap, clap, clap), sus uniformes verdegrises y sus cascos de acero (cuya forma copiaría George Lucas para su imperio galáctico en Star Wars). La otra, aún más sonora, era una imagen aérea de los Stuka bombardeando en picado al enemigo con su aullido de sirena.

El mito de la Wehrmacht invencible se construyó con filmes así. Llegaba la guerra relámpago (Blitzkrieg), aún no perfeccionada del todo pero con un nuevo concepto que lanzaba los aviones a retaguardia enemiga, luego rompía los frentes con columnas de veloces panzers y después enviaba a la infantería motivada y fanatizada a que liquidara las bolsas de reclutas polacos que iban quedando cercados. Tres días después Francia y el Reino unido declararon la guerra al Tercer Reich y prometieron acudir en auxilio de Polonia. Los franceses montaron una ofensiva ridícula en la frontera con Alemania y los británicos se limitaron a tirar panfletos sobre sus trincheras. Un simulacro. Ese mismo día, el tercero de la contienda, sonaron por primera vez las sirenas antiaéreas en Londres. Churchill, que aún no era primer ministro, bajó al refugio con su mujer y una botella de brandy. Falsa alarma. Acababan de escuchar a Chamberlain leer la declaración de guerra con voz cansada.
Un grupo de polacos se entrega a las tropas alemanas en Gdansk.NATIONAL DIGITAL ARCHIVE POLAND

Los polacos se defendieron bien, pero no tenían ni la más mínima oportunidad de victoria. "La desgracia de Polonia es una desgracia geográfica: estar entre Alemania y Rusia", dice el historiador Antony Beevor. La propaganda alemana se encargó de apuntalar una imagen que ha sobrevivido hasta hoy: la caballería polaca cargando a sable contra los panzers. O sea, la victoria de la guerra mecanizada sobre el viejo concepto del siglo XIX. Pero es un mito. Nunca sucedió. Los polacos también tenían tanques, aunque de peor calidad, y aviones de combate.
El ejemplo de Gernika

Lo que marcó la diferencia es la táctica, esa Blitzkrieg que ya se ensayó con la Legión Condor en bombardeos terribles como el de Guernika y que servirá para apabullar a Europa. Los expertos militares de la época dijeron que Polonia resistiría un año a la Wehrmacht. Cayeron en 19 días y el país dejó de existir. Los Stuka bombardearon Varsovia a placer, una ciudad sin defensa antiaérea, como dispuesta al sacrificio. Las carreteras se llenaron de refugiados. Por una de ellas viajó un niño de siete años llamado Ryszard Kapuscinski, que de adulto se convertiría en un legendario reportero: "Me recuerdo andando con mi hermana junto a una carreta tirada por un caballo".

Con las tropas alemanas avanzaron un puñado de sicarios de las SS y la Gestapo que, armados con listas negras, asesinaron a intelectuales, profesores de universidad, políticos, periodistas y aristócratas para descabezar a la sociedad polaca. Sólo faltaba el pacto Ribbentrop-Molotov entre Berlín y Moscú para que los rusos atacaran desde el este y se queden con su parte del pastel. El ejército soviético también llegó con sus propios carniceros: en los bosques de Katyn mataron y ocultaron en grandes fosas a 22.000 oficiales y soldados polacos a sangre fría.

Ambos totalitarismos, el nazi y el soviético, se dieron la mano en Brest antes de que chocaran con furia dos años después. Los ocupantes nazis no tardaron en levantar muros en algunos barrios para hacinar a los judíos. Los ocupantes no tardaron en levantar muros en algunos barrios para hacinar a los judíos. La política de guetos anticipará el Holocausto, la solución final y la construcción de campos de exterminio como Auschwitz o Treblinka, mataderos donde la muerte se industrializó. Según dice el historiador James Holland, experto en la parte operacional del conflicto, Hitler no tenía ninguna posibilidad de ganar la guerra por muy superior que se mostrara en esos primeros meses, y más tras la entrada de la URSS y EEUU. Pero Polonia pagaría muy cara aquella ambición. Tras el levantamiento de Varsovia de 1944, el mayor ejemplo de resistencia civil de toda la Segunda Guerra Mundial, llegó la aniquilación de la ciudad y décadas de ocupación soviética. En el resto del mundo, el Armagedón wagneriano que Hitler desató el 1 de septiembre de 1939 dejó 60 millones de muertos y una configuración del planeta que aún pervive.
https://www.elmundo.es/internacional/20 ... b4594.html



Polonia conmemora este domingo el 80 aniversario del comienzo de la II Guerra Mundial, y lo hará con la ausencia a última hora del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien canceló finalmente su visita a Varsovia por el huracán que amenaza Florida.

La conmemoración comenzará a las 4.30 hora local (2.30 GMT) en Wielun (centro de Polonia), con la presencia de los presidentes polaco y alemán, Andrzej Duda y Frank-Walter Steinmeier.

Esta localidad fue la primera bombardeada por la Luftwaffe, las fuerzas aéreas alemanas, el 1 de septiembre 1939; los historiadores locales la conocen hoy como la Guernica polaca.

A las 12.00 hora local (10.00 GMT), la céntrica plaza Pilsudski de Varsovia, símbolo del nacionalismo polaco y lugar donde se encuentra la tumba del soldado desconocido, acogerá los actos principales de la jornada.

Hasta ahí se desplazarán representantes de 40 países de la OTAN, la Unión Europea y el Partenariado Oriental (organización que incluye a Polonia y otros países de la antigua Unión Soviética).
Primera intervención de EEUU en un aniversario polaco

La canciller Angela Merkel, quien confirmó el viernes su asistencia, será la única entre los principales líderes europeos presentes en la capital polaca. Al frente de la delegación de EEUU estará el vicepresidente, Mike Pence, quien pronunciará un discurso en los actos conmemorativos de Varsovia. Será la primera ocasión en que un mandatario estadounidense toma la palabra en el aniversario.

Junto con Pence estarán presentes el secretario de Estado de Energía de Estados Unidos, Mark Esper, y el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Robert Bolton, quien el viernes se reunió ya con el ministro polaco de Defensa, Mariusz Blaszczak.
Estados Unidos acordó con Polonia el incremento de tropas en suelo polaco

Estados Unidos acordó con Polonia el incremento de tropas en suelo polaco, mientras que Washington espera aumentar la venta de su armamento al Ejército polaco, algo que junto con la política energética centra los encuentros bilaterales entre ambos gobiernos de estos días.

En total se espera la presencia de 250 delegados, entre ellos 20 presidentes, en Varsovia, en ausencia de representantes de Rusia, ya que este país no ha sido invitado.

La delegación española estará encabezada por el ministro en funciones de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, y el presidente del Senado, Manuel Cruz. Aunque tradicionalmente la conmemoración siempre ha tenido lugar en la península de Westerplatte, cerca de la ciudad de Gdansk, símbolo de la resistencia polaca, este año el Gobierno polaco ha elegido Varsovia y la pequeña localidad de Wielun para los actos principales.
Críticas de la oposición liberal

Por su parte, las autoridades de Gdansk, gobernada por el principal partido de la oposición, han organizado sus propios actos, que arrancarán a las 4.45 hora local (2.45 GMT) de este domingo en la península de Westerplatte, que fue el lugar elegido en las últimas décadas por el Gobierno polaco.

En la península de Westerplatte se ubicaba la fortificación militar donde tuvo lugar la primera acción armada de la II Guerra Mundial, lo que ha hecho que este lugar cercano a Gdansk haya sido tradicionalmente el elegido para cualquier acto conmemorativo del conflicto.

A los actos en Gdansk asistirán el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, el vicepresidente de la Comisión Europea, Franz Timmermans, y representantes de 24 ciudades (ninguna española), entre ellas Berlín, Varsovia y Londres.

La elección de Varsovia para la conmemoración central ha provocado críticas de la oposición liberal, que acusa al Gobierno del partido nacionalista Ley y Justicia de intentar politizar los actos, a pocas semanas de las elecciones generales del 13 de octubre.

En una reciente entrevista con Efe, la alcaldesa de Gdansk, la liberal Aleksandra Dulkiewicz, reconocía las "difíciles" relaciones de su ayuntamiento con el Ejecutivo nacional, aunque esperaba que los actos conmemorativos de este domingo pudiesen servir como bálsamo para mejorarlas.

Las conmemoraciones en Varsovia se cerrarán con una cena de gala ofrecida por el presidente Duda, seguida a las 20.00 hora local (18.00 GMT) de un concierto en el Gran Teatro de la Ópera de Varsovia dirigido por el maestro polaco Krzysztof Penderecki.
https://www.publico.es/sociedad/ii-guer ... sario.html

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Las imágenes de la invasión de Polonia y del comienzo de la II Guerra Mundial en su 80 aniversario:
https://www.publico.es/fotogalerias/ii- ... sario.html
https://www.elespanol.com/mundo/2019090 ... tml#img_13

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NotaPublicado: 01 Sep 2019 08:25 
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A las 4.45 de la mañana del 1 de septiembre de 1939, hace 80 años, los grandes cañones del viejo acorazado escuela alemán Schleswig-Holstein (los alemanes no habían querido comprometer sus preciados barcos más modernos por miedo a las minas y los submarinos polacos), abrieron fuego inopinadamente, pues el buque estaba de visita de “buena voluntad”, sobre la guarnición polaca de Westerplatte, en el canal que conectaba Danzing, hoy Gdansk, con el Báltico. Daba comienzo así la II Guerra Mundial, que no acabaría hasta 1945. Una hora más tarde del cañoneo naval, los soldados alemanes se cargaban entusiásticamente las barreras que marcaban la frontera oeste con Polonia (una de las imágenes icónicas de la contienda) y la vanguardia de la fuerza de invasión se precipitaba en el territorio vecino como una nube de langostas de color Feldgrau.

La Wehrmacht, el ejército más poderoso del mundo inauguraba una nueva forma mecanizada de hacer la guerra y se lanzaba sobre una Polonia inferior militarmente (el ejército polaco había sido creado prácticamente de la nada en 1920) y económicamente: Max Hastings (Se desataron todos los infiernos, Crítica, 2011) recuerda que el presupuesto nacional era menor que el de la ciudad de Berlín. Polonia fiaba su suerte ingenuamente a sus pactos defensivos con Francia y Gran Bretaña. Estas no acudieron a salvarla y en cambio la URSS efectuó arteramente el día 17 del mismo mes su propia invasión por el este, redondeando el desastre de los polacos. Hitler había arrojado de nuevo los dados, convencido de que una vez más las potencias occidentales observarían temerosas y prácticamente cruzadas de brazos otra de sus conquistas militares. Polonia cayó en un mes (las hostilidades terminaron oficialmente el 27) tras morir 70.000 de sus soldados (más 130.000 heridos y 700.000 prisioneros) y 200.000 civiles. Pueblos y ciudades, más de 10.000, incluyendo la capital, Varsovia, sufrieron una destrucción terrible. Para el martirizado y ocupado país empezaba un vía crucis espantoso (acabarían muriendo 6 millones de polacos, 1 de cada 5) y para el mundo en general un verdadero infierno. La invasión de Polonia, aunque en la imaginación popular episodios posteriores de la guerra, como la caída de Francia, la Batalla de Inglaterra, la de Stalingrado o el desembarco de Normandía, tengan un peso más importante, es el detonador de toda aquella catástrofe.

¿Era inevitable la invasión de Polonia? Y una vez lanzada, ¿podía haber sido detenida? “Los historiadores seguimos la regla de que nada es inevitable”, señala a EL PAÍS el historiador militar Antony Beevor, “pero es muy difícil ver cómo podría haberse evitado la II Guerra Mundial. Los nacionalistas alemanes estaban furiosos por su derrota en 1918 y querían revertir el resultado. Los acuerdos de la paz de Versalles estaban por supuesto lejos de ser perfectos, aunque no eran tan malos como muchos historiadores han señalado. Pero el colapso súbito de cuatro imperios, con los Estados que los sucedieron y nuevas fronteras dividiendo grupos étnicos significaba que alguna forma de conflicto europeo iba con mucha seguridad a producirse”. Beevor recalca que “fue, sin embargo, el ascenso de Hitler como dictador de Alemania con el ejército más efectivo del mundo lo que aseguró que la guerra que empezó el 1 de septiembre de 1939 se convertiría en la más cruel y genocida de la historia”. El historiador, autor de La Segunda Guerra Mundial (Pasado y Presente, 2012), entre otras grandes obras sobre el conflicto, afirma que “Hitler estaba absolutamente determinado a tener una guerra e incluso habló en numerosas ocasiones de cuan frustrado se sintió al no tener que combatir por Checoslovaquia en septiembre de 1938. Así que el año siguiente, ahora hace 80 años, nada podía evitarle invadir Polonia”.
Para que Hitler lanzara esa invasión y triunfara, no obstante, tuvieron que darse una serie de circunstancias básicas. A partir de ellas, se puede prácticamente -a fin de ayudar a entender la historia- confeccionar una especie de decálogo de cómo invadir Polonia. Pese al chascarrillo de Woody Allen, la música de Wagner no es imprescindible.

1. Crear un pretexto. Hitler, como muchos alemanes (y Stalin), consideraba el restablecimiento de Polonia tras la I Guerra Mundial una aberración. Más aún porque se le cedieron territorios que Alemania consideraba suyos (Prusia Oriental y parte de Silesia) y que albergaban una minoría étnica alemana (casi un millón de individuos). La propaganda nazi se dedicó a remachar que esa población era objeto de opresión y aprovechó el resentimiento que había en Alemania hacia los polacos. Los polacos fueron convertidos en los causantes de su propia invasión. Por supuesto, en realidad lo que empujaba a Hitler, además de recuperar lo perdido en 1918, era conseguir la dominación europea y conquistar “espacio vital” (Lebensraum) en el este.

2. Marear la perdiz diplomática. Hitler engañó hasta el último momento a Francia y Gran Bretaña, deseosas de que no llegara la sangre al río, asegurándoles que negociaba con los polacos. Incluso logró que se llegara a pensar que los polacos eran los obstinados. Las dos potencias presionaron a Polonia para que no movilizara prematuramente a su ejército, lo que, argumentaban, podía ser visto como una provocación por los alemanes. Como resultado, los polacos no se movilizaron hasta el último momento y no pudieron hacerlo de manera cabal y completa (solo al 65 %), lo que dio ventaja a la Wehrmacht.. El domingo 3 de septiembre, sin embargo, Francia y Gran Bretaña declararon la guerra a Alemania, cosa que no dejó de sorprender a Hitler e hizo que Goering le espetara a Ribentropp, explica Hastings: “¡Ya has conseguido tu $%&ª guerra!”, amén de pronunciar la profética frase, “si perdemos esta guerra, que el cielo nos ampare”.

3. Asegurarse la retaguardia por el oeste. La principal pesadilla de Hitler y del Alto Mando alemán era que cuando invadieran Polonia, Francia y Gran Bretaña, tras declarar la guerra a Alemania, les invadieran a su vez por el oeste. Esto hubiera sido un desastre para el ejército alemán, con la inmensa mayoría de sus efectivos comprometidos en Polonia. Se ha dicho que de realizar un ataque serio los franceses podrían haber llegado rápidamente hasta el Rin y ganar la guerra con esta apenas empezada. Pero los franceses no estaban para aventuras, su estrategia militar, acuñada en la Gran Guerra, se basaba en la defensa, y psicológicamente rechazaban volver a pelear. Tanto ellos como los británicos se comportaron vergonzosamente, prometiendo su ayuda a los polacos y dejándolos en la estacada. Francia se limitó a una pequeña incursión en territorio alemán, retirándose al poco y Gran Bretaña a que la RAF lanzara octavillas.

4. Pactar con los soviéticos. El sorprendente acuerdo con la URSS (25 de agosto), que dejó patidifuso al mundo (especialmente a Franco y a los japoneses), dio luz verde a Hitler para invadir Polonia y significó que el Ejército Rojo atacara por la espalda a los polacos, que habían basado toda su estrategia en pelear en el oeste y dejado desprotegido el este del país. La invasión soviética acabó con cualquier posibilidad de resistencia polaca. Stalin, que tenía lío en su patio trasero con los japoneses, esperó hasta el día 17 para ver qué hacían Gran Bretaña y Francia, distanciar su invasión de la de los alemanes y evitar la posibilidad de que las potencias occidentales le declararan la guerra a él (al cabo estaba haciendo lo mismo que los nazis, con la peregrina excusa de proteger a las poblaciones de los territorios de Bielorrusia y Ucrania cedidos a los polacos tras su victoria de 1920 sobre el Ejército Rojo). Los soviéticos, que luego exterminarían a la oficialidad polaca prisionera (las fosas de Katyn), tuvieron sólo 4.000 bajas y ocuparon 200.000 kilómetros cuadrados de territorio: un chollo.

5. Provocar una chispa, un casus belli. En un extraordinario acto de cinismo, falsedad y propaganda negra, los nazis lanzaron la víspera, el 31 de agosto, una burda operación (con la contraseña “abuela fallecida”), organizada por Reinhard Heydrich, el brazo derecho de Himmler, en la que fuerzas de la SD, el servicio secreto de las SS, con uniformes polacos, atacaron un puesto aduanero alemán y la emisora de radio de un pueblo fronterizo, desde la que hicieron proclamas patrióticas en polaco. Luego se retiraron dejando varios cadáveres (presos del campo de Sachsenhausen asesinados a tiros sobre el terreno) para simular que eran soldados polacos atacantes.

6. Dejar hacer a los militares. En la invasión de Polonia, la operación Fall Weiss (Caso Blanco), a diferencia de lo que haría en años sucesivos (y así le fue), Hitler se mantuvo todavía bastante en el papel de un líder político tradicional y confió la dirección de las operaciones militares a sus generales. Ninguno puso objeciones morales a invadir Polonia, por cierto.

7. Ideologizar todo lo posible a los soldados. La mayoría de las las tropas alemanas se lanzaron a la invasión con entusiasmo, orgullo patrio, sentimiento de superioridad y fanatismo, resultado en buena parte de los años de adoctrinamiento nazi y de su propaganda. Beevor señala como el desprecio de los soldados por los polacos facilitó los actos de represalia, ejecuciones (16.000 de civiles reconocidas por el propio Alto Mando alemán solo en los primeros cinco días de campaña) y matanzas. El antisemitismo provocó asimismo el asesinato sistemático de judíos polacos.

8. Usar la Blitzkrieg. Aunque el término no se acuñó hasta después, con la invasión de Francia, los alemanes estrenaron su “guerra relámpago”, con sus emblemáticos Panzers y Stukas, en Polonia. Se trataba de usar las unidades blindadas como veloces fuerzas móviles para desbaratar la defensa enemiga y en estrecha coordinación con la aviación (2.152 aviones por 392 polacos) y las otras armas. En contra de lo que se cree generalmente, la invasión de Polonia no fue ningún paseo. La Blitzkrieg no estaba engrasada aún y se produjeron algunas notables pifias y la pérdida de 674 carros. Los polacos, que resistían valientemente en la esperanza de que los franceses lanzaran la ofensiva prometida en el oeste, dieron varios disgustos a la Wehrmacht, como el contrataque del río Bzura y la defensa de Varsovia; y la Luftwaffe, a pesar de su superioridad, perdió 560 aviones. Las bajas alemanas fueron altas: 16.000 muertos y 30.000 heridos. Por cierto, lo de la carga tan valiente como idiota de la caballería polaca contra los tanques alemanes es un mito. Los ulanos polacos, que entonces actuaban sobre todo como infantería móvil y no portaban ya lanzas, atacaron a caballo en diferentes momentos (como en el Brda y en Krujanty) a las tropas alemanas, pero solo a contingentes de infantería y nunca a los Panzers.

9. Cuidar las comunicaciones. Cuando se piensa en una guerra se tienden a olvidar factores que parecen menores pero que son decisivos. En la invasión y conquista nazi de Polonia resultaron fundamentales las comunicaciones. Junto a un armamento obsoleto (cazas monoplanos de ala alta PZL P-11 contra los rutilantes Me-109, por ejemplo) y menor (una proporción de 4 a 1 en artillería y carros), y una manera de pensar fiada aún a la improvisación y el amateurismo de la época de Sikorski, los polacos sufrían una falta dramática de aparatos de radio y dependían del teléfono, en plan Gila. Beevor señala cómo la retirada de una unidad a menudo no podía ser comunicada a las de sus flancos, con resultados desastrosos. En el ejército alemán, en cambio cada división incorporaba una compañía motorizada de radio.

10. Ser brutal y despiadado. El ejército alemán se aplicó con una dureza extrema a hacer la guerra siguiendo, con muy pocas quejas de los mandos, las directrices implacables de Hitler, que quería destruir Polonia y reducir a sus habitantes a una clase servil. La campaña de Polonia, que incluyo el empleo de Einsatzgruppen de las SS, escuadras genocidas, fue feroz y un ensayo de la guerra racial nazi que luego se desplegaría con una dimensión espeluznante en la invasión de la URSS.

https://elpais.com/cultura/2019/08/31/a ... 01358.html

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NotaPublicado: 01 Sep 2019 18:32 
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El 1 de septiembre de 1939, hoy hace 80 años, comenzó en Europa el periodo más oscuro de su historia reciente. Alemania cruzaba la frontera polaca y Reino Unido y Francia respondieron con una declaración de guerra al régimen nazi. Durante el conflicto, España adoptó la neutralidad aunque siempre apoyó a las potencias del Eje —la División Azul fue enviada por Franco a luchar contra la Unión Soviética—.

Hubo, sin embargo, españoles republicanos que combatieron para terminar con el fascismo en Europa después de haber sido derrotados en la Guerra Civil. La mayoría de estos españoles se habían exiliado en Francia en busca de una paz que llegaría a su fin a los pocos meses. "La guerra no es una novela de aventuras, es una tragedia", escribió el historiador británico Max Hastings. Pese a que los republicanos habían escapado del horror de la guerra en su propio hogar, algunos optaron por volver a las armas porque les parecía que combatir por sus ideales, y no en representación de su país, era una causa justa.

Tras la invasión de Polonia en apenas un mes Europa se mantuvo en una etapa donde apenas hubo combates entre las potencias del continente. No fue hasta 1940 cuando la Alemania nazi se expandió por el norte y ocupó Dinamarca y Noruega. El país danés no resistió a diferencia del noruego, donde se produjeron los primeros enfrentamientos directos entre los Aliados y el Eje.

La 13.ª Media Brigada de la Legión Extranjera, fundada en febrero de 1940, estuvo presente en la campaña de Noruega, donde los españoles jugaron un papel principal en la lucha contra los alemanes. Tal y como escribe Evelyn Mesquida en La Nueve: los españoles que liberaron París (Ediciones B), muchos oficiales franceses desconfiaban de ellos "llamándoles comunistas y lamentando que se les hubiera incluido en la expedición de Noruega".


"La 13.ª Media Brigada de la Legión Extranjera estaba integrada, en particular, por unos 900 españoles, morenos, alborotadores, difíciles de mandar, pero de una valentía extraordinaria". Así los describió el general Antoine Béthouart, quien dirigió a la brigada en Noruega. Los datos son imprecisos. Algunos analistas e historiadores hablan de 1.000 españoles luchando en el fiordo noruego, mientras que otros afirman que tan solo eran 500 —lo mismo sucede con los nombres y datos personales, pues muchos utilizaban pseudónimos por miedo a las represalias franquistas—.


No obstante, los libros de historia se han hecho eco de héroes anónimos que se enfrentaron a los alemanes en la fría Noruega. Intelectuales como Georges Blond o Erwan Bergot narran la heroicidad de tres españoles que trataron de asaltar la cota 220, ubicado a tan solo 220 kilómetros del Círculo Polar, donde lucharon otros 39 legionarios de los cuales 14 eran españoles.

Bajo el fuego incesante de cuatro ametralladoras automáticas alemanas, los españoles cruzaron un torrente de agua y nieve que les llegaba hasta las rodillas. Después, pasándose los fusiles de mano en mano y protegiéndose de las balas, se vieron obligados a escalar una pendiente para acercarse lo máximo posible al enemigo. Con bombas de mano y tiros consiguieron inutilizar tres de las máquinas pero la cuarta era imposible de alcanzar desde su posición. "Salir del resguardo de las piedras era exponerse a la muerte segura", escribe Mesquida. Todos los que lo intentaban morían al instante por la ametralladora que no descansaba.

El último asalto fue obra de tres españoles: Málaga, Pepe y Gayoso. Los dos primeros no tardarían en "desplomarse" pero el último, un joven gallego, "consiguió poner pie en la cornisa, derribar la máquina de un puntapié, y de un culatazo derribar al oficial alemán, un capitán que con la ametralladora había estado protegiendo el repliegue de su compañía". Así fue ocupada la cota 220.

Narvik fue tomada el 28 de mayo tras batallas a 20 grados bajo cero. Los Aliados estaban a tan solo 14 kilómetros de la frontera sueca cuando los alemanes abrieron un nuevo frente en Francia, por lo que las tropas aliadas retrocedieron sus filas y abandonaron lo que con tanto esfuerzo habían recuperado en el país escandinavo.
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Luis Lorenzo, Benito Rodríguez o el sargento Ramón Pujol de Villalonga son algunos de los nombres los caídos españoles en la campaña de Noruega. Solo 16 legionarios pueden ser encontrados en el cementerio noruego de Franske Kirkegarr aunque la cifra de españoles fallecidos podría ascender a 500.

De los supervivientes, muchos continuaron en la brigada —como fue el caso del héroe Gayoso—. Otros, en cambio, prefirieron alistarse en unidades inglesas. En el caso del legionario gallego, su valentía fue reconocida por el propio Béthouart. Gayoso se convertiría en el primer español en recibir una medalla militar en la Segunda Guerra Mundial.

No sería el único. Aquellos españoles hoy olvidados cumplieron con su deber de proteger la libertad en Europa pese a que su país les hubiera dado la espalda. A los franceses tampoco les interesó dotar de protagonismo a los extranjeros puesto que siempre alardearon de su resistencia ante los nazis. Empero, por mucho que la historia fuera manipulada una vez terminada la guerra, nadie puede eliminar el rastro de los héroes españoles que dieron su vida en el campo de batalla. "Españoles del olvido / Por ellos, al sur de Europa, / crecen llantos, mueren lirios", escribió en su honor el poeta sevillano Antonio Aparicio.

https://www.elespanol.com/cultura/histo ... 469_0.html

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NotaPublicado: 02 Sep 2019 08:20 
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La recreación comenzó con tres enormes explosiones que hicieron elevarse bolas de fuego entre la arboleda. Pretendía emular el estruendo que debió causar el bombardeo inicial del navío Schleswig-Holstein cuando abrió fuego poco antes de las cinco de la mañana contra las posiciones polacas en Westerplatte aquel 1 de septiembre de 1939.

En cuestión de segundos, la misma Península que asistió a lo que se considera la primera refriega de la Segunda Guerra Mundial volvió a quedar dominada por el repiqueteo de ametralladoras propias de museo como la CKM-30, los disparos de rifles y las carreras de los actores ataviados con uniformes del ejército polaco y alemán de la época.

"Los polacos sabían que los alemanes se estaban preparando para la guerra y ellos hicieron lo mismo", explicaba un locutor a través de un altavoz.

El propio plan de los polacos establecía que esa posición -donde unos 200 soldados se enfrentaban a una fuerza alemana muy superior- debía frenar la ofensiva tan sólo durante una jornada. Aguantó durante una semana.

"Westerplatte se convirtió en todo un símbolo de la resistencia de los polacos. Durante los primeros días de la guerra la radio explicaba que seguían peleando y eso servía para mantener la esperanza", aseguró Piotr Tortop, un agente de seguros de 49 años, vestido como un teniente del ejército polaco de 1939.
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Recreación de la primera batalla de la Segunda Guerra MundialJavier Espinosa

Westerplatte y el resto de Polonia evocaron este domingo el triste aniversario del inicio de la conflagración mundial en un instante en el que el recuerdo de ese negro periodo se encuentra sometido a una viva polémica en el país europeo, ante lo que la oposición local considera un esfuerzo sistemático del Partido Ley y Justicia (PIS) de apropiarse de la memoria colectiva tomando el control de los museos que recrean esas fechas y promoviendo una narrativa más acorde con su ideario ultranacionalista.

La controversia se ha intensificado en las últimas semanas precisamente tras la aprobación en el parlamento -donde el PIS goza de una cómoda mayoría- de una norma que otorga al gobierno central el control del simbólico enclave de Westerplatte. Hasta ahora dependía de la alcaldía de Gdansk, donde la oposición liberal detenta la mayoría.

Para el PIS se trata de "restaurar la dignidad de Westerplatte", como explica uno de los vídeos difundidos por el Museo de la Segunda Guerra Mundial, ubicado en la cercana ciudad de Gdansk.

"Era un lugar que estaba repleto de basura, no hacía honor a la gran historia que ocurrió allí", explica el historiador y nuevo director del citado centro, Karol Nawrocki, que también se hará cargo del próximo museo que el gobierno piensa construir en ese lugar.

La pugna en torno a Westerplatte es tan sólo el último capítulo de un largo listado de encontronazos entre los representantes del ejecutivo y sus oponentes en torno a este asunto, que alcanzó su clímax con la disputa sobre el centro dedicado a la memoria de la Segunda Guerra Mundial, uno de los edificios más significados de su tipo de todo Europa.
"El punto de vista polaco"

El proyecto fue promovido por el principal rival político del PIS, el ex primer ministro Donald Tusk y en 2013, mucho antes de su inauguración, el hombre fuerte de Ley y Justicia, Jaroslaw Kaczynski, prometió que si volvía a gobernar alteraría la exhibición para "expresar el punto de vista polaco".

Construido en las inmediaciones de los canales de Gdansk, la exposición que alberga el vanguardista edificio del Museo de la Segunda Guerra Mundial pretende resumir en 5.000 metros cuadrados el terror que personificó aquel conflicto.

Sin embargo, las imágenes que cierran la exposición no dejan lugar a la imaginación sobre cuál es el mensaje que pretenden transmitir los nuevos responsables del recinto.

Tras acusar a Occidente de haberles "traicionado", la grabación -que mantiene el estilo de un cómic cargado de escenas de "heroísmo" polaco- concluye con una explícita sentencia: "Porque no mendigamos la libertad, luchamos por ella".

"Es así, no sé si es bueno o malo, pero los polacos tenemos un genoma que nos lleva a luchar incluso contra los enemigos más poderosos", proclama Nawrocki.

El tono épico de la producción contrasta con la que se mostraba en esa misma sala hasta octubre de 2017. Entonces, los visitantes podían asistir a una sucesión de escenas que recogían diversas guerras recientes bajo uno de las canciones más emblemáticas para el movimiento contrario a la de Vietnam: "La Casa del Sol naciente" del grupo The Animals.

"Queríamos que los visitantes se fueran con ese mensaje, que la guerra es diabólica pero forma parte del ser humano y por eso tenemos que estar atentos", explica el historiador Janusz Marszalec, que hasta junio de 2017 formó parte del personal del Museo.
Realzar el patriotismo

"Sí, la guerra es terrible, pero éste es un museo que se construyó con los impuestos de los polacos y lo menos que esperan esos contribuyentes es poder ver a sus héroes", replica el actual portavoz de la institución, Alexander Mastowski.

La sustitución del vídeo preparado por la dirección que apadrinó la apertura del Museo forma parte de los múltiples cambios que ha introducido Nawrocki, un historiador cercano al Partido Ley y Justicia, que reemplazó al anterior responsable, Pawel Machcewicz, a las pocas semanas de que la sala abriera sus puertas al público a inicios del 2017.

Nawrocki ha intentado modificar el espíritu de una exposición que considera que no incidía de forma suficiente en el "heroísmo" de los polacos durante esos años.

Repentinamente, en las salas donde antes se reflejaba sólo el atroz sufrimiento que tuvieron que afrontar los judíos polacos se realzó el papel del religioso Maximiliano Kolbe, un franciscano que se ofreció a morir en Auschwitz en lugar de otro prisionero, o de los Ulma, una familia polaca que escondió a 8 judíos durante la ocupación alemana y fue ejecutada por ello.

"Estoy a favor de que los museos enseñen patriotismo. Tras la caída del comunismo las élites comunistas siguieron presentes en las instituciones polacas y eso impidió que se conociera la verdad histórica", argumenta el director en una conversación con este diario.

Para el PIS, el pasado parece constituir una herramienta vital para influir en el presente. Por eso la controversia en torno a los museos forma parte de un esfuerzo más ambicioso y sistemático de lo que sus críticas dicen es un ejercicio de revisionismo histórico que les ha llevado a vilipendiar a intelectuales como Jan Gross -el conocido historiador que denunció la participación de polacos en acciones tan espeluznantes como la masacre de judíos de Jedwabne-, intentar prohibir por ley el uso de la expresión "campos de concentración polacos" o recuperar la figura de los polémicos "soldados malditos", que siguieron peleando contra el régimen comunista establecido en Polonia por la Unión Soviética después de 1945, a los que muchos expertos acusan de notables y sangrientos desmanes contra la población civil.

El año pasado, el primer ministro nacionalista Mateusz Morawiecki provocó una enésima polémica -que alcanzó una especial resonancia en Israel- al rendir homenaje a la llamada Brigada de Montaña de la Cruz Sagrada, un grupo de la resistencia polaca de ideología ultraderechista acusado de colaborar con el ejército alemán en la última fase de la guerra.

"En todos los ejércitos hay elementos que no obedecen las órdenes, pero eso no evita que para nosotros sigan siendo unos héroes que lucharon por la independencia del país contra el comunismo", razona Nawrocki, que ha sido también uno de los artífices del movimiento de exaltación de los "soldados malditos".

Se trata, en palabras del presidente Andrzej Duda, de fomentar una "política histórica agresiva". "Ahora mismo, en toda Europa, la historia forma parte de la política", le secunda Nawrocki.

Sentado en una de las múltiples terrazas de esta evocadora ciudad, Janusz Marszalec, opina que la narración histórica que defiende el gobierno ultranacionalista es una auténtica "revolución destinada a educar a un nuevo ciudadano según sus ideas, como ocurría con los regímenes totalitarios". "El control de los museos forma parte de esta política", agrega.
"Están intentando controlar el museo de historia"

"Después de lo que ha pasado en Gdansk están intentando controlar el museo de historia de los judíos polacos de Varsovia y el del movimiento Solidaridad", asevera.

Marszalec forma parte del amplio grupo de expertos que tuvo que abandonar el Museo de la Segunda Guerra Mundial tras la llegada de Nawrocki. "Sólo quedan tres personas de una veintena", apostilla.

Según Rafal Wnuk, otro conocido historiador local, el proyecto del PIS se remonta a 2004, cuando el fallecido Lech Kaczynski -hermano del actual jefe de filas del Partido y entonces alcalde de la capital polaca- apadrinó la apertura del Museo de la Sublevación de Varsovia de 1944.

"Fue un gran éxito y desde ese instante la historia fue un eje central de la política del PIS. Piense que cada año esos recintos reciben la vista de cientos de miles de personas", afirma.
"Dispuestos a pelear por la patria"

"Este gobierno tiene una agenda autoritaria y creen que los polacos tienen que salir de un museo dedicado a la Segunda Guerra Mundial pensando, no que las guerras son terribles, sino orgullosos y dispuestos a pelear por la patria", aduce el citado Pawel Machcewicz.

Instalado en un despacho rodeado de banderas y retratos de héroes polacos, Jerzy Grzywacz es una de esas personas que no necesitan que le recuerden la reciente historia del país. Él mismo la encarna.

Las nueve décadas de vida que atesora no han impedido que se olvide de las jornadas de 1939, cuando siendo un niño iba con sus amigos "a ver desde el puerto los combates y las explosiones de Westerplatte". "La derrota fue una auténtica conmoción. Pensaba que era imposible que perdiéramos la guerra", dice.

Después, todavía siendo un adolescente, el presidente de la Asociación de Ex Combatientes del Ejército Nacional participó como "correo" de los insurgentes que pelearon en Varsovia durante el alzamiento de 1944. "Es necesario que Occidente recuerde lo que sufrimos los polacos, pero me entristece este conflicto en torno a la historia. El Gobierno dice ser anti comunista, pero a veces quiere controlar todo, como hacían los comunistas", sentencia.
https://www.elmundo.es/internacional/20 ... b4584.html

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