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zaragoza escribió: Venga, amplio este hilo con una noticia que causó un gran impactó en el año 1998. Os la copio y pego. Tambien os dejo el enlace http://www.elmundo.es/1998/05/06/sociedad/06N0000.html SALUDOS !!! SOCIEDAD
Miércoles, 6 de mayo de 1998
El Vaticano achaca el asesinato del jefe de la guardia a una venganza laboral
Descarta el móvil pasional y subraya que formaba con su mujer «una pareja modelo»
ROBERTO MONTOYA CORRESPONSAL
ROMA.- Los padres del comandante Estermann acababan de aterrizar en Roma para asistir hoy al acto en el que el Papa habría investido a su hijo como jefe del Ejército pontificio. No podrá ser. Cedric Tornay, uno de sus soldados, asesinó a él y a su esposa antes de suicidarse, en un crimen que el Vaticano achaca a una venganza laboral.
El colorido acto del nombramiento del comandante iba a tener lugar hoy con todos los honores, como viene ocurriendo todos los años desde el 1506, cuando los nuevos reclutas de la Guardia Suiza prestan juramento ante el Papa, con tres dedos en alto, simbolizando la Santísima Trinidad.
Sin embargo, los padres del comandante Alois Estermann deberán asistir a otra ceremonia, el funeral de su hijo. El día de fiesta se convirtió en día de luto.
Las exequias las celebrará el secretario de Estado vaticano, el cardenal Angelo Sodano, en la Basílica de San Pedro, a las cinco de la tarde. Junto a los padres del comandante asesinado estarán también 400 familiares de los 40 nuevos reclutas que debían prestar juramento, que vinieron igualmente para la ocasión desde distintos cantones helvéticos.
Tras la autopsia que practicaron en la tarde de ayer a los tres cadáveres, los cuerpos del matrimonio asesinado permanecerán en el interior de la Basílica de San Pedro, pero se ignora qué sucederá con el cuerpo del cabo muerto. Los familiares deberán decidir posteriormente el lugar de su sepultura.
«En la esperanza en una resurreción de los muertos, doy mi bendición a todos aquellos que lloran al comandante de la Guardia Suiza y su querida esposa», les dijo el Papa en un mensaje personal de condolencia.
Durante la tensa rueda de prensa que tuvo lugar ayer en el Vaticano, su portavoz, el español Joaquín Navarro Valls, dijo que Juan Pablo II estaba «profundamente conmocionado» y «visiblemente triste» por lo sucedido. El Papa rezaba en sus habitaciones cuando se le anunció el crimen del comandante Estermann, de su esposa Gladys Mezza y la muerte de su asistente, el cabo Cedric Tornay, acaecido en el propio apartamento del jefe de la Guardia Suiza, en el interior del Vaticano.
ARMA REGLAMENTARIA.- Navarro Vals, que visitó la vivienda poco después de los hechos, sobre las nueve de la noche del lunes, reconoció que ya era «más que una hipótesis» la idea de que fue el cabo Tornay quien disparó contra el comandante y su esposa, para posteriormente suicidarse con la misma arma. Bajo el cuerpo del suboficial se encontró su pistola reglamentaria, una «Sieg 75» suiza, calibre 9 milímetros, en cuyo cargador quedaba una bala.
El cuerpo del jefe de la Guardia Suiza muestra dos orificios de bala, el de su mujer aparentemente otros dos y el quinto disparo es con el que se suicidó el propio cabo, según los primeros indicios. Navarro Vals rechazó la posibilidad de que se hubiera tratado de un crimen pasional y adujo que el «raptus de locura» del joven cabo tenía su origen en una sanción disciplinaria que le había aplicado su superior.
El comandante Estermann había sancionado el 12 de Febrero a Tornay por no haber vuelto una noche a dormir como exige el estricto reglamento que regula la vida de los 100 miembros de este mini Ejército. Una ausencia de noche injustificada comporta una violación importante del reglamento.
La sanción suponía que el cabo no podría participar en la ceremonia que debía tener lugar hoy ante el Papa. Según el portavoz del Vaticano, el propio Tornay pudo haber explicado ésto en la carta dirigida a sus padres, que entregó cerrada, dos horas antes de los hechos, a sus propios compañeros de armas y cuyo contenido no es conocido por el Vaticano.
Para el Vaticano bastaba con conocer al recién nombrado comandante y a su esposa para descartar que detrás del asesinato hubiera un móvil sentimental con la participación de una tercera persona.
A pesar de la versión oficial, la psiquiatra que atendía al cabo Cedric Tornay sostiene que «no es posible que haya tenido un raptus de locura». «Era un muchacho muy tranquilo, que amaba mucho lo que hacía -añadió- y que se sentía orgulloso de pertenecer a la Guardia Suiza».
Y una fisioterapeuta que atendió en septiembre a Tornay ha declarado que tampoco cree «en la hipótesis del arrebato de locura».
-------------------------------------------------------------------------------- La pareja planeaba asentarse en Venezuela RAFAEL DEL NARANCO
CARACAS.- Venezuela ha recibido con estupor y sorpresa el asesinato del comandante de la Guardia Suiza Pontificia, coronel Alois Estermann y su esposa Gladys Meza Romero. Y el asombro de los venezolanos se debe a que Gladys Meza es integrante de una familia de nueve hermanos nacidos en Urica, pueblecito del Estado Anzoátegui, oriente del país, y una de cuyas hermanas, María Meza, funcionaria del Ministerio de Justicia (hoy salió hacia Roma para traer a Caracas el cuerpo de Gladys) es muy conocida en el mundo penal de la nación.
Gladys era doctora en Teología y en Derecho Civil, y trabajaba en la embajada venezolana de El Vaticano, con rango de oficial. Conoció a su esposo cuando estudiaban ambos, hace unos 15 años, en Roma. Acompañó a su marido en numerosas giras con Juan Pablo II -la última de ellas a Cuba- y hace tres años, en la canonización de la beata Madre María de San José, la primera santa venezolana, Gladys pronunció un discurso sobre las cualidades de la monja en colaboración con el cardenal venezolano Castillo Lara.
La pareja estaba haciendo planes para venir a residir a Caracas, ya que Alois Estermann tenía pensado jubilarse el próximo año, y siempre que visitó Venezuela en compañía de su esposa decía que «Venezuela es la tierra ideal para descansar».
El asesinato del matrimonio Estermann y el suicidio del suboficial Cedric Tornay, de 23 años, convierte el hecho en un ingrediente para hablar a media voz durante mucho tiempo. ¿Triángulo amoroso? ¿Un acto de locura donde la pasión no está lejos?
En Caracas ya se habla de una relación afectuosa, con despecho por medio, entre los tres protagonistas. Una posibilidad que el Vaticano ni se ha planteado.
Recordando la mancha de 1959
El crimen del comandante Estermann y su esposa no ha sido el único incidente sangriento ocurrido en este siglo entre miembros de la Guardia Suiza, tal como se aseguró en un primer momento.
En 1959, un alabardero (soldado) de 24 años, Adolf Rucker, intentó también matar a un superior, al coronel Robert Nunlist.
El oficial recibió dos heridas, mientras que el guardia, que se disparó dos veces en el rostro intentándose suicidarse, sólo se hirió en la nariz y en la frente, pero salvó su vida.
La causa del incidente en aquella ocasión fue también a partir de una sanción. Rucker había sido suspendido de la Guardia Suiza debido a una serie de alteraciones psíquicas que se habían apreciado en él, al parecer originadas por un trauma craneal sufrido en un accidente.
«Es horrible, pero hay que tener en cuenta que entre ellos -los guardias suizos- también hay pasiones, problemas», declaró el obispo de Como, Monseñor Maggiolini, en una entrevista al Corriere della Sera.
«No podemos olvidar -añadió- que son hombres de carne y hueso, que cumplen un servicio que no tiene nada que ver con la liturgia, la religión, la sacralidad de la Iglesia».
Por otra parte, el presidente de la Confederación Helvética, Flavio Cotti, fue uno de los que se apresuraron ayer a enviar una carta personal al Papa Juan Pablo II para expresarle las condolencias del Gobierno y del pueblo suizo por la muerte del comandante de la Guardia Suiza y su esposa.
Cotti asegura estar «consternado» por este asesinato y muestra asimismo sus «más sinceras condolencias» a las familias de las víctimas y a todos los miembros de la Guardia.
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