de
Alfonso Ussia
El chapiri es una seña de identidad de los legionarios. Lo que molesta a estos bobalicones horteras no es el chapiri, sino la Legión. Y todo lo que ayude a rebajar la histórica y heroica personalidad de los legionarios sirve para culminar sus planes. Repárese en la uniformidad de la única creación militar de Zapatero, la UME. Su uniformidad es más hortera que un Quijote de ámbar sobre base de lapislázuli. Si hay que cambiar, mejor hacerlo en la UME, que apenas cuenta con cinco años de existencia, que en la Legión, con noventa años a sus espaldas de patriotismo, sufrimiento, sacrificio, lealtad, dolor, heroicidad y muerte. Todo por España, y eso es lo malo.
Además, el chapiri es airoso, chulo y macho. Lo lleva una legionaria y también resulta macho sin que la portadora pierda un gramo de feminidad. La Real Academia Española ignora su voz. Si se mantiene sobre las cabezas de los legionarios cuando sea editada la vigésima tercera edición de su Diccionario, sería justo y conveniente que incluyeran esta palabra centenaria. No es seguro, porque moviéndose Juan Luis Cebrián por ahí, tiene más posibilidades de instalarse en el cuerpo de nuestro idioma «clítoris» que chapiri. Cosas de los sabios.
En los Ejércitos, las tradiciones se respetan con celo y orgullo. La Dirección General de Innovaciones Horteras del Ministerio de Defensa –quizá, la más activa de todas–, ignora que la modernidad en las Fuerzas Armadas se ciñe exclusivamente a la calidad del armamento y el material. No es moderno eliminar el chapiri, sino contar con carros de combate cuyo blindaje soporte una bomba terrorista y tenga capacidad de reacción inmediata y precisa. Pero la obsesión no es otra que oscurecer la personalidad del Tercio, como lo fue, hasta que fracasó, la de robarle los símbolos a la Guardia Civil.
En mi caso, van a pinchar. En 1992 tuve la honra de ser nombrado «Legionario de Honor» en Monte Jaque, en plena serranía de Ronda. Mi compadre en aquella ocasión fue el gran escritor y poeta Manuel Alcántara. Nos entregaron un diploma y un chapiri. Me sienta de dulce y lo guardo como oro en paño. Y como «legionario de honor» no hay ministra ni Constantino que se atreva a quitarme mi chapiri. Y si no se atreven conmigo, que soy tan poquita cosa, menos se atreverán en los legionarios que día tras día, sin darse importancia, demuestran estar dispuestos a morir por España y los españoles. Con su chapiri, claro.
Fuente: La Razón
Fecha: 29/08/10
CABALLEROS LEGIONARIOS, CON EL CHAPIRI EN LA MANO IZQUIERDA..
GRITAD CONMIGO: VIVA ESPAÑA!!
VIVA LA LEGIÓN!!!
