Hola.
Fuente:
http://www.belt.es/expertos/home2_experto.asp?id=5236
Autor: Luis E. Togores
Historiador. Autor de la biografía del fundador de la Legión «Millán Astray, legionario»
¡Legionarios a luchar! ¡Legionarios a morir!
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Hace noventa años que el entonces ministro de la Guerra don José
Villaba, a propuesta del entonces comandante Millán Astray, fundó una
unidad militar llamada Tercio de Extranjeros, un nombre que cambio
pocos años después por el de Legión Española.
José Millán Astray, fundador de la Legión Española
La Legión fue creada para combatir en la durísima guerra colonial de
Marruecos y evitar la sangría de reclutas españoles que se veían
obligados a luchar y morir para defender los intereses que entonces
tenía España en su protectorado del norte de África. Desde entonces
los legionarios han combatido en ocho guerras, perdiendo la vida en
defensa de los intereses de los españoles muchos miles de legionarios,
obedeciendo las órdenes de políticos de diversas ideologías y
condición.
Cuando Millán Astray organizó a las primeras banderas (batallones) de
legionarios, era plenamente consciente del enorme sacrificio que iba a
pedir a sus soldados. Marruecos era uno de los escenarios bélicos más
duros y sangrientos en los que habían combatido los españoles de todos
los tiempos. El fundador sabía que el instinto de conservación del ser
humano pone delante de cualquier otra cosa el preservar la propia vida
y que, por tanto, era necesario crear un conjunto de valores morales y
patrióticos, apoyados en la disciplina, el entrenamiento y en una
mística –la mística legionaria– que llevase a sus legionarios a
combatir y morir en cumplimiento de su deber. Toda esa conjunción de
valores que creó Millán Astray se resume en el tradicional e
incomprendido grito legionario de «¡Viva la Muerte!». Cuando le
preguntaron por este grito desgarrado que lanzaban sus hombres en
combate respondió: «No somos locos ni suicidas. Usted cree que no nos
duelen las heridas. Que no tenemos miedo a la muerte. Claro que sí. Lo
que pasa es que no nos importa sufrirlas y dar la vida por la Patria».
Esta mística legionaria, que tan buenos y probados resultados ha dado,
se compone de una serie de ritos, canciones, uniformes, férrea
disciplina y gran camaradería, que han permitido crear el estilo
propios y exclusivo de nuestros legionarios. Un espíritu único y sin
igual, y al mismo tiempo semejante al de otras grandes unidades
militares de todo el mundo.
[img]http://www.belt.es/expertos/imagenes/1ºjuratercioextr.jpg[/img]
La primera jura de Bandera, en una explanada junto al río Tarajal el 21 de octubre de 1920
Los marines norteamericanos, al grito de «semper fidelis», guardan
celosamente sus tradiciones, valores y una uniformidad intacta desde
hace décadas. A todos nos merecen respeto y admiración, pues Hollywood
se ha encargado de que conozcamos estas cualidades gracias a películas
como «El sargento de hierro» o «La chaqueta metálica». Lo mismo ocurre
con otros soldados. La Legión Extranjera celebra todos los años, con
su lento paso de desfiles y cantando «Le Boudin», el aniversario de
Camerone. Honor, espíritu de sacrificio y tradición son las bases de
las más prestigiosas unidades militares de todos los tiempos.
Las virtudes militares de la Legión Española se cifran entre otras
cosas en su credo, en su peculiar y característica forma de desfilar,
en su cantos –¿quién no conoce «El novio de la muerte?»– , en sus
banderas y símbolos que nos recuerdan a nuestros Tercios de Flandes y,
cómo no, en su uniforme.
El uniforme legionario fue diseñado por el propio Millán Astray. Ha
cambiado a lo largo del tiempo pero siempre ha conservado el espíritu
y las señas características que dan continuidad e inmortalidad a toda
tropa. Junto al verde legionario, característico de los miembros del
Tercio, destaca como símbolo singular y distintivo el clásico gorrillo
legionario, el chapiri. Este único y en cierta forma anacrónico
gorrillo simboliza más que ninguna otra prenda el espíritu e historia
de la Legión Española. El chapiri es a la Legión lo que el tricornio a
la Guardia Civil.
Chapiri de la Legión (tropa)
Todos los ejércitos tienen uniformes característicos que son pruebas
visibles de su historia y de su valor. Todos conocemos los de nuestra
Infantería Española, de nuestros paracaidistas o de la Guardia Real
con su vestimenta de hace más de cien años, con un nada práctico ros
como prenda de cabeza. Igual ocurre con los marines norteamericanos,
con la Guardia Suiza del Papa, con el regimiento de la Guardia que
presta servicio a la puertas de Buckingham, o con los mercenarios
nepalíes, los gurjas, que sirven como mercenarios a su graciosa
majestad vistiendo su tradicional uniforme verde. ¡Quién no ha quedado
admirado alguna vez por la marcialidad de un regimiento escocés
desfilando al ritmo de sus gaitas y tambores!
Nuestra ministra de Defensa ha decidido, en lo que ella cree que es
una prerrogativa de su cargo, eliminar el chapiri como antes hizo con
las patillas y otra larga serie de ritos legionarios. El ser ministro
de España supone una responsabilidad enorme. Es administrar, en su
caso, las Fuerzas Armadas españolas para un mejor servicio de España y
de todos los españoles. Pero esto no quiere decir que pueda hacer de
mangas capirote con todo lo que a usted le venga en gana.
En este caso
con la historia, la tradición y el deseo de miles y miles de
legionarios de ayer, de hoy y de mañana que desean que la Legión siga
siendo como es. Y junto a ellos estamos miles españoles que admiramos
las gestas de nuestra Legión.
Cuando las cosas están jodidas, señora ministra, usted no tiene el más
mínimo rubor en gritar: «¡A mí la Legión!» Ustedes, los políticos, los
pueden enviar a luchar en guerras donde no se nos ha perdido nada –
Balcanes, Irak o Afganistán– pero sepa usted que ese grito que tan
poco le gusta –¡Viva la muerte!–, sus cantos legionarios, su
disciplina, sus códigos de honor, su entrenamiento y su uniformidad
componen un todo que se llama estilo legionario y que son la base de
su eficacia y de su disciplina. Esta conjunción de valores que usted
quiere ahora una vez más socavar, consciente o inconscientemente,
eliminando el chapiri, es importante. Quiero pensar que usted no lo
entiende, pero esas pequeñas cosas contribuyen a que nuestros soldados
vayan a morir con la alegría del verdadero soldado al otro lado del
mundo. Su espíritu y disciplina es uno de los motivos de que obedezcan
sin rechistar las órdenes de políticos que no saben nada de milicia y
que, por lo general, dejan sus cargos cuando empiezan a enterarse un
poco de lo que va la fiesta. Muchos ciudadanos echamos de menos
aquellos gobiernos en que la cartera de Guerra era desempeñada por un
soldado como el ministro Villalba.
Señora ministra, nuestros ejércitos son una de la instituciones más
valoradas por los españoles, pero no se confunda, usted no forma parte
de las Fuerzas Armadas. Es sólo una interina. Preocúpese más del
armamento de nuestros soldados, de sus condiciones morales y de vida y
deje de socavar la institución. Ya hubo alguien que quiso quitar el
tricornio para al final descubrir las enormes virtudes de la Guardia
Civil. ¿Quiere usted suprimir el chapiri para así proceder a la
revitalización de la Legión?
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Dedicado a los Legionarios.
